lunes, 2 de julio de 2012

Nada es para siempre. Y ahora llueve.

Oliver.
Sabía perfectamente que no era el amor de mi vida. Siempre lo supe.
Pero se sentía.
Se sentía algo. Y últimamente los sueños me dicen que soy un zombie. Por eso eras mi mejor refugio, me provocabas desalienación: sentimiento. Era lo único que necesitaba. Ya ves, egoístas.
Y ¿Ahora que hago con todo lo que me dijiste?
¿Cómo me acostumbraré a ser yo quien me salve?







Supongo que  te lo voy  agradecer.
Pero hoy. Hoy es hoy dijo un viejo amor.
Siempre es hoy, le decía yo.
Y hoy, hoy el barco se hunde. Y ni siquieras tengo ganas de preocuparme.
Nostalgia de mierda que me hace recordar que: yo siempre decía que quería ser un pez.
Me retracto. Sí. Y no esperaba lo mismo de vos. Pero sí esperaba. Como todos saben, es lo que mejor sé hacer. Pero los peces no esperan y lo humanos, los humanos dicen y hacen. Y dicen que olvidan. Y olvidan decir cómo lo hacen. Pero olvidan. Los humanos olvidan.





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