domingo, 16 de junio de 2013

El Señor de las Escaleras se llama Otto

finalmente entiendo como funcionan las casualidades






en este momento me late fuerte el corazón, como ese amante que me dijo ese amanecer con precisión cuantos latidos cabían en un segundo mío
era buen amante porque era preciso
pero Sofía nunca se enamora de la precisión




no sé como se escriben las casualidades

pero es verdad que te pensé en una fantasía ridícula
y que después cerré la puerta
y te vi
actuando exactamente como en esa ridiculez

y ahora me tiembla el cuerpo como si hubiese sido real



a veces camino por las calles
absorta
y me reconozco en esa necesidad de casualidades
y entonces apareces
claro, nunca te permitirías fallar

pero no pasa nada
nada más que eso
y de ahí la ridiculez de la fantasía
maldita lógica que nos domina
(me gusta pensar que a vos más que a mí)
de vivir sabiendo que cuando el deseo finalmente llega a donde quiere llegar
entonces caduca
así que vos te limitás a respetar esta lógica
y por eso nada
mientras yo espero finalmente ese caos 
por eso no es casualidad
aunque me gusta escribir que sí
que


esta casualidad es la tradición más hermosa posible


Y además
que




No estamos enamorados
pero