miércoles, 1 de octubre de 2014

Cuando yo era Martirio



Bebes como una gato sediendo, Sofía
y fumas como dicen que fuman los murciélagos que se supone es de una manera compulsiva y desagradable,
y te abres de piernas
y gimes
y te acuestas con aquél
porque simplemente te has levantado con la sensación de que mañana morirás.
¡Pero qué argumento tan estúpido! ¡Qué motivo tan falso para mirar a los ojos y decir
te amo!
Entonces te emborrachas
entonces te llenas los pulmones de muerte y los sesos también
entonces vomítas porque va a ser la última vez
te tirás al piso
llorás
te reís
volvés a llorar
te besás los lunares
te tiñes el pelo de otro color
te tatúas los pies
mirás al río
porque mañana es el día
y la vida es una sola.
Decís te amo y no dicen nada porque no saben que mañana es el día.
Y entonces te abrís de piernas
transpirás
suspirás
gritás
te dormís.
Y ya es mañana a las ocho y media.
Y hay que levantarse para trabajar y vender pinturas de uñas o perfumes caros.
Y seguís viva sin morir,
sabiendo que dijiste lo que no tenías que decir
porque son las ocho y media
y estás igual de viva que ayer,
exactamente igual
y eso te entristece
y ya entró un cliente y estás segura solamente
de que no estás muriendo en algún accidente de tránsito
o en la cama del hospital que dijiste que jamás pisarías.