Y entonces me encontré. Me encontré entre los charcos de la calle y un paraguas verde extrañando aquél cuerpo mojado que había hecho honores a la noche y su tormenta.
Desde la ventana alta, una flor blanca y mojada para otra flor blanca y mojada.
Oliver. Tu nombre entonces es Oliver.
Bienvenido a mis palabras.
Quien realiza la acción de llover en este caso es el piano en tus manos y vos te mojás de notas y te vas por un instante, ese mismo instante que le bastó al cielo para caerse, ese mismo instante que le bastó a mi boca para un cigarro.
Y afuera los truenos son mi voz que te piden que no te detengas y me protejas de la mujer roja.
Quien realiza la acción de llover entonces, es mi lengua y tu cama.