miércoles, 1 de octubre de 2014

Cuando yo era Martirio



Bebes como una gato sediendo, Sofía
y fumas como dicen que fuman los murciélagos que se supone es de una manera compulsiva y desagradable,
y te abres de piernas
y gimes
y te acuestas con aquél
porque simplemente te has levantado con la sensación de que mañana morirás.
¡Pero qué argumento tan estúpido! ¡Qué motivo tan falso para mirar a los ojos y decir
te amo!
Entonces te emborrachas
entonces te llenas los pulmones de muerte y los sesos también
entonces vomítas porque va a ser la última vez
te tirás al piso
llorás
te reís
volvés a llorar
te besás los lunares
te tiñes el pelo de otro color
te tatúas los pies
mirás al río
porque mañana es el día
y la vida es una sola.
Decís te amo y no dicen nada porque no saben que mañana es el día.
Y entonces te abrís de piernas
transpirás
suspirás
gritás
te dormís.
Y ya es mañana a las ocho y media.
Y hay que levantarse para trabajar y vender pinturas de uñas o perfumes caros.
Y seguís viva sin morir,
sabiendo que dijiste lo que no tenías que decir
porque son las ocho y media
y estás igual de viva que ayer,
exactamente igual
y eso te entristece
y ya entró un cliente y estás segura solamente
de que no estás muriendo en algún accidente de tránsito
o en la cama del hospital que dijiste que jamás pisarías.



martes, 15 de julio de 2014

15/07/2014





Cada día me siento más muerta.
Se me pudre el sueño, se me deshojan los ojos, se me pierden las lenguas, se me enferma la memoria.
Cada día me siento más muerta.
Se me van de putas las esperanzas, se me desarman los discursos, se me enceguecen las inconsciencias.
Cada día me siento más muerta.
Se me desangran los deseos, se me olvidan tus nombres, se me atontan las cicatrices.
Cada día me siento más muerta.
Se me martirizan los aciertos, se me desapropian los rituales, se me ríen las palabras.




Cada día me siento más muerta, felicitaciones caro mío.
 Buen trabajo.




domingo, 13 de abril de 2014

viernes, 28 de febrero de 2014

06:30 am


Qué gran mentira es la hora,
qué gran mentira es una aguja marcando el seis
la otra marcando el seis
la otra todas las demás.
Qué gran mentira es ese coincidir de las agujas
en el tiempo que es destiempo
en un tiempo que es desnudo
en un tiempo que es desvestir
en un tiempo que es desvelar
en un tiempo que es desmentirse sabiéndose aguja lenta de una mentira

         de un esperar
                 que es desesperar.


Sordera

Están sordos mis oídos
mis labios
mis dedos
mis ojos
absolutamente todo posible lunar.



Soy una palabra, 
una cavidad fonética,
 indecible y por eso sólo irreconociblemente escribible.

Soy una palabra,
soy la materia de lo posible,
soy los dedos en un pasamanos infinito
montado sobre algún vacío mordedor.

Soy ese silencio desesperado en todo el cuerpo,
una palabra que se escribe como sordera.


Soy esa palabra que no escucho, también impronunciable. 



Pero vos sí.




Vos escuchame y decime. Decime muchas veces, de las maneras que quieras. 
Haceme de palabras.





domingo, 2 de febrero de 2014

LejanAjena







En el borde de la cama, exactamente en el borde, a punto de caer. 


El cuerpo se resiste- piensa Martirio - pero pronto va a caer. Porque tiene que caer. Porque siempre se cae en la peor de las palabras.







martes, 7 de enero de 2014

No es un ojalá




es una de otras tantas esperanzas ciegas que por las dudas,
ya sacié incluso antes de tener cruel consciencia de su existencia
con mi clásica obsesión lingüística.











El verano hace que me aburra de mí misma,
que me vuelva predecible hasta para mí,
que Sofía sólo aparezca cuando me duermo
y que hasta Martirio se canse de no hacer lo que tiene que hacer.



lunes, 6 de enero de 2014

El señor de las escaleras sabe que





nadie
miente cuando confiesa un intento de asesinato.
Nadie.
Mucho menos Sofía.






Y quizás por eso hoy se cruza de vereda y aligera el  paso
para no encontrarse con aquella boca
que pronunció alguna vez
algo más verdadero y peligroso de lo que él era realmente capaz de escuchar.





jueves, 2 de enero de 2014

Quizás porque



Cada día te espío un poquito más.
Y me río como niña con maldad. (risa de mala mujer, risa que es un murmullo delator, risa como ronroneo aceptable).
Qué vergüenza, Sofía, qué vergüenza.



Ma-qué-sé-yo. Ahora resulta que trato de convencerme de un ojalá que busqué rabiosamente porque estaba aburrida. Ahora ese ojalá no me va a dejar dormir. Ahora ese ojalá me va  hacer llorar. Ahora ese llanto me va a adormecer. No, todavía no, tranquila Mi Querida Inconsolablemente Neurótica, tranquila. Es un ojalá complicado, hay que reconocerlo. Iba a decir algo y me olvidé. Algo que tenía sentido. Mi memoria entonces se llena de sinsentidos, todo lo que importa brilla un instante y se va, no le doy bola. Por eso suelo perderme de manera tan idónea, siempre olvido las direcciones, lo que hay que decir o escribir, vivir sin ojalás.

Ya está, no lo vamos a conseguir. (Ya volvió Martirio a estas palabras, con su sofisticado pesimismo, la queremos tanto como a Glenda)

Y quizás por eso, por Martirio que dice que no lo vamos a conseguir es que nos quedamos todavía acá, cerca tuyo, esperando pero sin esperar.

Ese ojalá es mi justo y nuevo secreto. Jamás te será develado, cosa tan clásica y estúpida como inevitable.







De lo único que se tiene certeza es que ese ojalá te espiará conmigo a partir de ahora, esperando como espera un tigre a punto de atacar a su presa esa palabra que será como una deliciosa libra de carne que no dudaremos en devorar. 
Sí, tomalo como una amenaza.