martes, 7 de enero de 2014

No es un ojalá




es una de otras tantas esperanzas ciegas que por las dudas,
ya sacié incluso antes de tener cruel consciencia de su existencia
con mi clásica obsesión lingüística.











El verano hace que me aburra de mí misma,
que me vuelva predecible hasta para mí,
que Sofía sólo aparezca cuando me duermo
y que hasta Martirio se canse de no hacer lo que tiene que hacer.



lunes, 6 de enero de 2014

El señor de las escaleras sabe que





nadie
miente cuando confiesa un intento de asesinato.
Nadie.
Mucho menos Sofía.






Y quizás por eso hoy se cruza de vereda y aligera el  paso
para no encontrarse con aquella boca
que pronunció alguna vez
algo más verdadero y peligroso de lo que él era realmente capaz de escuchar.





jueves, 2 de enero de 2014

Quizás porque



Cada día te espío un poquito más.
Y me río como niña con maldad. (risa de mala mujer, risa que es un murmullo delator, risa como ronroneo aceptable).
Qué vergüenza, Sofía, qué vergüenza.



Ma-qué-sé-yo. Ahora resulta que trato de convencerme de un ojalá que busqué rabiosamente porque estaba aburrida. Ahora ese ojalá no me va a dejar dormir. Ahora ese ojalá me va  hacer llorar. Ahora ese llanto me va a adormecer. No, todavía no, tranquila Mi Querida Inconsolablemente Neurótica, tranquila. Es un ojalá complicado, hay que reconocerlo. Iba a decir algo y me olvidé. Algo que tenía sentido. Mi memoria entonces se llena de sinsentidos, todo lo que importa brilla un instante y se va, no le doy bola. Por eso suelo perderme de manera tan idónea, siempre olvido las direcciones, lo que hay que decir o escribir, vivir sin ojalás.

Ya está, no lo vamos a conseguir. (Ya volvió Martirio a estas palabras, con su sofisticado pesimismo, la queremos tanto como a Glenda)

Y quizás por eso, por Martirio que dice que no lo vamos a conseguir es que nos quedamos todavía acá, cerca tuyo, esperando pero sin esperar.

Ese ojalá es mi justo y nuevo secreto. Jamás te será develado, cosa tan clásica y estúpida como inevitable.







De lo único que se tiene certeza es que ese ojalá te espiará conmigo a partir de ahora, esperando como espera un tigre a punto de atacar a su presa esa palabra que será como una deliciosa libra de carne que no dudaremos en devorar. 
Sí, tomalo como una amenaza.