lunes, 29 de octubre de 2012

Amas dejarme a s í

Es un dejavú pelotudo el de reencontrarse con el mismo fantasma una y otra vez.
Aburre.
Bueno.
Sí, ya sé.
Ya sé que te dije que me iba a quedar.



Pero.



No estoy segura de tener algún que otro rincón sangriento en algunas de tus manos donde dejarme caer.
Fue.
Debe ser por la lluvia.




Pero.







Aún así, mentí.
Es decir no. 
Olvidar decir algo es como una mentira de mentiras: si de algo no tengo dudas (y por consiguiente, esto es increíble) es que las promesas están para romperse.
Sí, dejavú. Después de todo te advertí que si te escribo palabras, ellas sí tendrán un lugar en mis manos y en nuestro papel, así como también su por qué (su delicioso por qué).



Mirar a mi gato pelearse con él contra un espejo. Waw. La realidad nos regala metáforas pedorras en cualquier esquina de la casa con lluvia.
Bueno.
Pero mi gato y yo lo sabemos mejor que nadie, nos miramos y lo sabemos: nunca podremos quedarnos en el tejado de la cabeza de nadie. La excepción no existe y es demasiado cursi para nosotros.






Bueno ché. Paremos un poco la pelota.
Disculpá.
Lo que pasa es que últimamente ando demasiado epidérmica.





Qué le vamos a hacer.





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