reyes inconfundibles del salvajismo de la piel y sus caprichos.
Habrá que esperar para escuchar sus gritos y dejarse caer en su felinidad absurda,
y entonces sí, entonces nos perderemos entre las sábanas azules
o ahogaremos los pies hasta sangrar y quizás tal vez,
tal vez la palabra se deje ganar
para
quedarnos
para
quedarnos
completamente dormidos en ella.
Sólo así, nos veremos.
Solos.
Así.
Prometo no huir esta vez.
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