jueves, 8 de diciembre de 2011

Yo no quiero volver-me-tan-loca.

Alguien hijo de puta me dijo una vez (no, no es Jude. Fó, la puta madre. Dije que no iba a nombrarlo y mirá, mirá. Bueno, en fin) que soy la única persona que conoce que es inconsolable. Já. Qué lindo ché esto que me decís. Dijo como que cuando se me mete algo en la cabeza no me lo saca nadie por la simple razon de que razono y refuto todo probable consejo bien intencionado y generalmente pelotudo que aspira a hacerme sentir bien cuando se que no, no y no y no sé por qué aún sabiendo que me van a aconsejar de manera idiota, tratandome como una infradotada-conejo-blanco sigo sintiendo esa necesidad de hablar, es decir, de que me escuchen y opinen para argumentar en contra y saber que tengo razón, que no soy tan pelotuda como parezco y que sigo siendo esa que piensa las cosas y las vive poco como Oliveira viste, pero con razón ché, siempre con razón. (A todo esto hay una cucaracha que está provocando mi pie. Lo escribo en voz baja para que no se de cuenta de mi propósito asesino) [...] Hola, volví. Debo admitir que intenté matarla de un ojotazo y si alguien me hubiese visto en acción [...] (fui a buscar la ojota porque la cucaracha le hacía burla) como decía, si alguien me hubiese visto, hubiera descubierto rápidamente lo patética que soy cuando intento hacerdesaparecer/matar/borrar/etc. algo que me rodea y me afecta, cosa que le cuesta mucho más tiempo reconocer a la gente que generalmente me escucha. Claro que si hablamos de gente resulta obvio pensar que todo c u e s t a u n p o c o m á s , e s c o m o s i t u v i e r a n q u e t o m a r s e u n m o m e n t o p a r a p r o c e s a r l o y a ú n a s í.
Bueno, la cosa es que últimamente no pido consuelo. No sé si estoy bien o estoy mal. La cosa es que últimamente no me importa nada o me importan cosas que no me pasan y eso es preocupante. ¿Lo que me preocupa? Bueno la otra vez pasó algo que no se lo conté a nadie porque fue algo de locos. No, pero de locos posta. Esos que están encerrados porque les falla. Bueno, una cosa así. Tampoco para asustarse ¿no? Digo va. Bueno, aunque en ese momento estaba el estúpido de mi hermano al lado y se asustó por mi forma de actuar. Realmente tenía miedo. Y yo no. Y fue a llamar a mi vieja que obviamente no le dio pelota y entonces él apuró la gaseosa de un sorbo y huyó. Yo me reía así como se ríen los locos encerrados. ¿Será que estoy loca? ¿Será que me encuentro encerrada? Bueno sí. En ese momento me sentía tan encerrada que por eso pasó lo que pasó. ¿Qué pasó? No lo puedo contar y tampoco escribir. Son esas cosas íntimas que se vuelven secretos con los que está todo bien, justamente porque no se cuentan a la gente que dice que esto sí y que esto no y que esto es normal y que esto no y que vos estás locoencerrado y que vos no, ya ven, la cultura. Mierda con lindo nombre. O sea, tampoco para tanto. Tampoco para tratarla así. Tampoco para decir que pasó algo groso, o sea, pasó algo exagerado y que nunca había pasado con resultados visibles y de temer, algo así como el síntoma del pensamiento si tenemos en cuenta que es una linda metáfora decir que pensar es una enfermedad.
Y estoy enferma entonces, pero no tanto éh, tampoco para exagerar como eso que pasó. Digamos lo contrario. Es decir, estoy enferma de cosas que no tienen nada que ver. Me involucro en realidades trágicas, en sueños incomprendidos, en la numeración de la pelotudes vital y juvenil que puede tener un artista medianamente copado o un medianamente enamorado. Medianamente enamorado. Y sí, eso da que pensar. Pero no tengo ganas ni me importa. Digo, no tiene muchas consecuencias el pensar en ello. En realidad sí pero lo niego como todo el mundo. ¿Lo niego? Ahí está la cuestión, por que capaz no. Capaz lo acepto y como dije anteriormente, no me importa. Y no me importa porque en realidad no, porque en realidad no siento, porque en realidad me volví inmune o invulnerable, como sea, o porque no siento y punto eso que antes se sentía en especial en la cama, cuando se entrelazaban los cuerpos y el aire cambiaba de colores y los ojos sacaban fotografías. Bueno, entre aceptación y negación la respuesta es duda. Como siempre la puta duda que me encanta, me seduca (seduce/caduca) hasta aniquilarme en los mejores de los enredos de pensamientos pegajosos y dulces e historia.
E historia. Había una vez una chica que escribía muchas historias por semana y E era una letra especial. Hoy está en pelotuda pero cree que aún es artista y anda garabateando su vida, tomándose del pasamanos, por así decirlo.
Igual a veces pasa y las manos se atontan en el teclado (aunque no tanto como en los viejos tiempos) y luego de eso pueden leerse historias copadas (aunque no tanto en como en los viejos tiempos). Los viejos tiempos, la nostalgia, típico ¿sentimiento? de escritor. De artista en general, pero de escritor. Escritor. Alguien dijo una vez cigarrillos y café. Café. Me hace mal. Me hace mal, tantas cosas como Jude como cigarrillo y me encanta. Me encantan las contradicciones. Contradicciones que se vuelven adicciones en contra de uno mismo para someterlo a una telaraña de quilombos emocionales donde el futuro el pasado y el presente se vuelven un chicle. Chicle, algunas personas son Chicles rosas. Rosas, regalo lindo pero pelotudo. Lindo pero Pelotudo: Jude. Jude...¿? Ah ya sé, Jude dije que no iba a nombrarte. Nombrarte me suena a pensarte o a esperarte. Esperar arte de vos es una cagada porque ya de por así esperarte [...] (bueno, esto es lo que pasó. escuché ruido en la puerta de la casa de mi abuela y dije: alguien quiere entrar a su casa. que hago. me asomo o no. ya fue me asomo. me asomo y estaba mi abuela en pijamas mirando el cielo. pinta de loca sonámbula y entonces le digo: que haces nona. y me contesta siento olor a humo y pensé que se estaba prendiendo fuego la zapatería de al lado [cabe destacar que hace años que vivo acá y nunca supe que a unos metros de mi casa hay una zapatería], y entonces después agregó: vine a ver si hay humo pero no. capaz seas vos que fumás aunque no porque desde mi pieza. y ahí como que se va la preocupación y entonces le digo: ah bueno, yo no siento nada, anda a dormir. y entonces me dice: estás sola? y le respondo sí . y vuelve a insistir: no vino nadie? No.
No, pensé que iba a venir. Ese instinto que me hace oler posibles situaciones está fallando porque le creo a medias y porque en realidad, como decíamos antes, lo espero. 

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