jueves, 19 de enero de 2012

Una niña en frasco de mujer.-

Que quede claro que no le hablo a usted, que no es nadie para mí, es decir, que aún no alcanza (y no alcanzará, a menos que) el peso que requiere para aparecer aquí. Y eso significa mucho, créame. (Y espero que no se malinterprete ese créame cono Creame, haceme, inventame). Esto es puro él y algunos pocos perdidos. Ustedes no están. Pero me da que pensar esta ironía del destino que últimamente me boludea en la cara. Digo, la cuestión de desencontrar/encontrar lo que buscaba algún tiempo atrás y que ya no me interesa. (Sólo quiero buenas noches sin dormir)  Le hablo a la extraña figura de usted que se repite en otras caras y que ya me está dando miedo. Quiero explicarles a esas sombras que no soy perfecta, que no quiero serlo, que me fastidia que me imaginen así y que nunca voy a sentir lo que se llama amor por ustedes. No estoy siendo cruel, estoy siendo ese yo que nunca escuchan. No sé si negadores, enamoradizos, sordos, asexuados. Ya ni sé. No me interesa. Y eso es triste porque me aburro y me voy.


Y me voy.

-Me gustaba la inocencia en tus ojos al decir que simplemente te estabas quedando desnuda involuntariamente. Yo me mordía por dentro. Yo me moría por dentro.-(hubiese preferido que me mates por fuera, creo que esa era la idea. No lo hice a propósito, aunque quizás.)- O la forma en que cebás los mates, tus rostros, tu terquedad. Yo me muerdo por dentro.-dijo él.
-Y ¿Qué ves de malo en mí?
-...No sé...No se me ocurre. Malo. La palabra malo no entra en ninguna de tus acciones.

No me idealices. No es bueno el sexo entre las ideas. Cuesta más a veces o no existe. Me lo confesó un hombre y otro hombre en una mujer.

Y si nada ves de malo en mí, entonces no estoy siendo auténtica. Lo malo es que no me veas en realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario