sábado, 4 de febrero de 2012

Fue

delicioso reptar  alguna vez por la grieta de tu armadura y temblar en una sensación.
Fue
excitante  reconocerte en ese espejo.
Fue
también algo triste que trates de impedir la pérdida de lo que nos hace no poder ser.




Es extraño pensar que no volveré a oxidar tu piel.
Creo que te gustaba tanto ese tipo de instantes que te cuesta soportarlo.




Y es decepcionante que a veces yo misma le haya temido a aquellos momentos.





Fue

 hermoso darnos cuenta de que somos humanos. 



2 comentarios: