lunes, 21 de mayo de 2012

Cuando Yo era Sofía

Se podría decir tantas pero tantas cosas de esto último como un domingo que me quedaría la cabeza pendiendo del hilito travieso que se liberó malévolamente de una campera ajena. Pero. Me conformo con destacar que: odio la palabra d e p e n d i e n t e. No es mala, no es buena, pero tiene agujas en las manos y duele mucho cuando pincha.
Sí Sofía, sacale la lengua y rasguñale la espalda . Que sufra, yo te invito a ser mi aguja.

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