lunes, 9 de mayo de 2011

Cuando Yo era Sofía

Última del bello abril, primera del des - mayo.


La subjetividad hasta en el inodoro, yéndose con la cerveza y unos trocitos de pollo de hacía un par de horas. ¿Qué pasó? ¿Dónde fui que caí?
-Prendé la luz.
Yo también estoy en el inodoro. Encontré un par de risas con marlboro y un cuarto de noche. Está fría y desnuda, pero volvió a escribir con sus uñas rojas. No, no está muerta. 
-Hey, devolveme mi lugar.
Es tan insoportable no saber, son tan insoportables las explicaciones. 
Ahora estoy en la cocina, probablemente cortando la lechuga y un par de tomates rojos. Alguien allá que se ríe. No, felizmente no es Jude. No, tristemente es alguien allá. Casi como el de recién pero en realidad no: Los otros (tampoco míos). Pero al menos tienen la cortesía de parecerse, de estar del otro lado, de ser los otros. Hoy: los fantasmas flotadores. ¿Del otro lado de qué? Línea  entre pasado y el presente, entre las formas y la sustancia, entre lo verdadero y lo falso, entre los otros y Jude.
Contradicciones entre los dedos largos y el meñique chiquito.
-Dijiste yo no me río pero me río.
Incoherencia taciturna de los espejos al revés, de las memorias desmemoriadas que esconden recelosas lo más preciado como una ensalada junto con lo más vulgar como los semáforos.
-La vida, ché.
Los ecos - sistemas retumbando en esta cabeza sistematizada que quiere decir no, costumbres argentinas de decir no, cabeza boluda que sueña de vez en cuando, mezcla el vinagre y las lenguas, revuelve la ensalada y los abrazos del por favor con escaleras. A veces también duerme, sobretodo duerme.
-Tengo frío.
Los ojos de videotape y la boca recortada en pedacitos. Silencios de canciones que no se cantan y que se caen de las manos: vacío dudoso.
Las incertidumbres que no aseguran, los pedidos que no se piden. Es mejor cagarse de risa ¿Eh?
Claro, el eterno mientras tanto que duda de.
-Queseyó.



No hay comentarios:

Publicar un comentario